DELABROY, CAROLINE
A Burdeos no hay quien la pare. A dos horas en tren de la capital,esta ciudad, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, atraecada vez a más visitantes y residentes. Sus barrios históricoshan sido restaurados, sus muelles y monumentos cuentancon una iluminación excelente y la vida urbana y losproyectos ecológicos afloran en torno a su estación, la margenderecha y Bacalan. Así que, sí, Burdeos ha cambiado. La ciudad, muchomás dinámica de lo que cabría esperar de su reputación burguesa, seenfrenta a un reto en la actualidad: encontrar el equilibrio adecuadopara no caer en las trampas de la gentrificación.